Para todos los amantes de la fiesta, el sábado por la mañana salimos de Valencia en dirección a Picassent, a la “ Fiesta de Picassent”. Se trata de una versión reducida y sin violencia de las famosas y queridas carreras de toros por las calles.
Para adaptarse bien, comenzamos desayunando un bocadillo de jamón y queso, acompañado de cerveza y/o sangría. Todo esto se realizó en un almacén del pueblo, donde había música para comenzar el día bailando. Después comenzaba el acto principal de la fiesta.
Hay que imaginárselo de la siguiente manera:
Las calles y los portales del pueblo se cerraron con vallas y se montaron pequeñas gradas elevadas. Las rejillas de las vallas tienen un tamaño ideal para que una persona pueda pasar rápidamente a través de ellas. A lo largo de la calle se montó un discoteca improvisada en la que la gente bailaba y festejaba desde la mañana hasta la noche.
El acto principal de la fiesta son sin duda los toros. Con un petardo de gran potencia se indica a la gente , que los animales van a ser soltados a la calle. En este caso, fueron tres toros que corrieron libremente por el recinto vallado. A partir de este momento hay que tener mucho cuidado, ya que se puede estar andando tranquilamente por la calle, pero si viene un toro lo más conveniente es salir corriendo a refugiarse detrás de las vallas.
Sin embargo las ganas de fiesta mezcladas con el alcohol provocaron un cierto descuido en la gente, ya que algunos toreros de afición se libraron por poco de los cuernos del toro (en parte porque los animales no tienen agarre en el suelo de asfalto). Este acto dura dos horas y se finaliza de nuevo con un petardo, entonces se vuelven a encerrar a los toros. Esto se repite dos veces.
Tengo que admitir, que fue una experiencia especial, de la que cada uno debe sacar sus propias conclusiones sobre la cultura española.
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